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Las estimaciones indican que los costos anuales de adaptación climática en los países en desarrollo podrían llegar a los $300 mil millones en 2030. Aún más, de no alcanzarse los objetivos de mitigación, el costo anual sumaría hasta $500 mil millones para 2050.

Los países en desarrollo ya están sufriendo pérdidas económicas relativas tres veces mayores que los países de renta alta debido a los desastres relacionados con el clima.

La elevada dependencia sobre las exportaciones de productos básicos ha aumentado en todo el mundo, lo que hace que dos tercios de los países en desarrollo sean vulnerables a shocks, tales como fluctuaciones importantes de los precios de los productos básicos.

El 75% de todo el plástico que se ha producido en la historia ha acabado convirtiéndose en basura, por lo que los países están estudiando cómo utilizar las políticas y las negociaciones multilaterales de comercio y desarrollo en la lucha contra la contaminación por plásticos.

El plan innovador con base científica utiliza un enfoque de múltiples especies para garantizar que la pesca costera en la nación caribeña sea sostenible y genere más medios de vida.

Desde el comienzo de la pandemia del COVID-19 hasta mediados del 2021, los precios de los productos básicos aumentaron en toda la región, con impactos diversos en los países.

Alrededor del 64% de las economías en desarrollo dependen de la exportación de productos básicos, y la mayoría corre el riesgo de continuar en la senda de la dependencia de estos productos a menos que adopten una transformación tecnológica estructural.

BAMBUSA ya ha reemplazado más de 5 millones de pajitas de plástico por una versión sostenible de bambú y ahora está aprovechando las cáscaras de coco de la isla para transformarlas en utensilios de cocina sostenibles.

Las asociaciones y los modelos de negocio sostenibles pueden ayudar a difundir a gran escala las tecnologías necesarias para mejorar los medios de vida de las comunidades pobres y alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.

La UNCTAD apoya los esfuerzos para añadir valor a los subproductos del algodón en África oriental y meridional, con el fin de que el cultivo sea más rentable para los agricultores.