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Hasta que la deuda nos separe: las naciones unidas instan a adoptar medidas urgentes de alivio de la deuda, préstamos concesionales y mejores mecanismos de reestructuración de la deuda soberana


Comunicado de prensa
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UNCTAD/PRESS/PR/2019/029
Hasta que la deuda nos separe: las naciones unidas instan a adoptar medidas urgentes de alivio de la deuda, préstamos concesionales y mejores mecanismos de reestructuración de la deuda soberana

Geneva, Suiza, 25 septiembre 2019

En la era de la hiperglobalización, la deuda se ha convertido en el principal motor del crecimiento mundial, pero no ha logrado dar un fuerte impulso a la inversión productiva y, en cambio, sí ha atizado la especulación financiera, según se explica en el Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2019 de la UNCTAD.

En ese contexto, los países en desarrollo han visto cómo la deuda dejaba de ser un medio de financiación de largo plazo destinado a concretar el potencial de crecimiento futuro para convertirse en un activo financiero de alto riesgo, sujeto a los caprichos de los mercados financieros internacionales y a la proliferación de los intereses cortoplacistas de los acreedores.

Este fenómeno es particularmente preocupante habida cuenta de que la transformación estructural de los países en desarrollo implícita en el New Deal verde mundial y reflejada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) requerirá un aumento sin precedentes en la financiación de inversiones productivas en esos países, que, según estimaciones prudentes, deberían ser del orden de 2 a 3 billones de dólares anuales, únicamente para cumplir los plazos de los ODS más elementales.

Partiendo de una muestra de 30 países en desarrollo de todas las categorías de ingreso, el informe indica que, considerando el vacilante apoyo multilateral, esos países o bien verían aumentar su ratio de endeudamiento con respecto al producto interior bruto (PIB) a alrededor del 185 % en promedio para 2030, o bien tendrían que lograr una tasa anual de crecimiento de su PIB de alrededor del 12 %, únicamente para acometer las inversiones necesarias en relación con los cuatro primeros ODS (poner fin a la pobreza, promover la nutrición, la buena salud y una educación de calidad).

Ninguno de esos escenarios es, ni por asomo, realista. En cambio, dar a la financiación de la deuda de los países en desarrollo unas bases más sostenibles requerirá la adopción urgente de medidas concertadas y multilaterales para sacar a estos países de la trampa de la deuda en la que están atrapados, apoyar una mejor movilización de recursos nacionales y promover al mismo tiempo la protección del medio ambiente junto con tasas de crecimiento consistentes con el desarrollo.

 

Gráfico - Opciones de financiación nacional y multilateral para cumplir la Agenda 2030 (ODS 1 a 4) sin menoscabo de la sostenibilidad de la deuda de determinados países en desarrollo

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Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD, basados en datos del Fondo Monetario Internacional, las perspectivas de la economía mundial, los indicadores de desarrollo mundial, la base de datos trimestrales relativos a la deuda externa y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2015), Stenberg (2017), UNESCO (2016) y fuentes nacionales.

Nota: MRN = Movilización de recursos nacionales AOD=Asistencia oficial para el desarrollo; PIB =países de ingreso bajo; PIMB= países de ingreso mediano-bajo; PIMA =países de ingreso mediano-alto, conforme a las clasificaciones del Banco Mundial.

Entre las medidas propuestas figuran las siguientes

  • La adopción de un programa mundial de préstamos concesionales para el cumplimiento de los ODS por los países en desarrollo, que permita a los países participantes obtener fondos en condiciones favorables, así como un mecanismo adicional de préstamos específicamente diseñado para que proporcione la parte de financiación externa que sea precisa para cubrir las necesidades brutas de financiación del sector público hasta 2030. A tal fin, los países donantes podrían asegurar la capitalización de un fondo mundial para los ODS, si aportaran las contribuciones que no hicieron en los últimos cuarenta años, de modo de cumplir su promesa de destinar el 0,7 % de su ingreso nacional bruto a la asistencia oficial para el desarrollo.
  • La expansión de derechos especiales de giro para países en desarrollo directamente ligados al suministro de bienes públicos, como la protección del medio ambiente y la implementación de los ODS, reconocidos incontestablemente como bienes públicos y, por ende, dependientes de la financiación pública. Se conseguiría así un nuevo mecanismo de financiación de la deuda centrado en objetivos precisos, flexible y ampliable para apoyar modalidades de desarrollo tardío sostenibles e inocuas para el medio ambiente.
  • La creación de un programa de alivio de la deuda relacionada con los ODS, a fin de paliar de forma inmediata la falta de liquidez y ayudar a la sostenibilidad a largo plazo de la deuda de los países en desarrollo, sin condicionalidades estrictas en materia de políticas ni criterios de admisibilidad restrictivos.
  • El reforzamiento de la cooperación monetaria regional entre los países en desarrollo para refinanciar y promover el comercio intrarregional y crear cadenas de valor intrarregionales, pasando de los acuerdos de canje de divisas y de fondos conjuntos de reservas a promover el pleno desarrollo de sistemas de pago regionales y de uniones de liquidación cambiaria (‘clearing unions’) propias.
  • El establecimiento de un marco normativo para facilitar la reestructuración ordenada y equitativa de la deuda soberana cuyo servicio no pueda atenderse con arreglo a lo estipulado en los contratos originales, regido por un conjunto de principios acordados y sustentado en normas de derecho internacional. El informe sugiere cuáles serían los primeros pasos hacia el establecimiento de un marco normativo internacionalmente reconocido para llevar a cabo las reestructuraciones de la deuda soberana, que incluya disposiciones para mantener la situación existente (‘stand-still’), la financiación de los deudores en suspensión de pagos y la concesión de préstamos a países con atrasos.