Mientras los países se esfuerzan por encaminar sus economías hacia un crecimiento sostenido y sendas de desarrollo en el período que ha seguido a la crisis económica mundial, el comercio sigue siendo incuestionablemente un importante instrumento de recuperación económica, crecimiento y desarrollo. Sin embargo, para los países en desarrollo, y especialmente los países menos adelantados (PMA), las estrategias de crecimiento impulsado por el comercio deben complementarse con políticas de incremento de las capacidades productivas, transformación estructural, diversificación económica, valor añadido, formación de capital humano y preservación y creación de empleos.
En este sentido, diversos países han intentado combinar las estrategias de crecimiento impulsado por el comercio con políticas activas en los sectores industrial, agrícola y de servicios. Este cambio de orientación en las estrategias de desarrollo refuerza la relevancia del sistema comercial internacional, la liberalización del comercio y las disciplinas comerciales para las estrategias nacionales de desarrollo. Requiere que se extienda el enfoque del sistema comercial internacional -multilateral, regional y bilateral- más allá de la liberalización para que abarque una orientación más amplia del desarrollo basada en la capacidad productiva, la creación de empleo y el alivio de la pobreza.
Además, en las tres últimas décadas, las cadenas mundiales de suministro han adquirido cada vez más importancia para conectar a los países en desarrollo con los mercados internacionales. Hoy una parte considerable de los procesos de producción de las cadenas mundiales de suministro tiene lugar en los países en desarrollo. Para los países en desarrollo y sus empresas, dichas cadenas mundiales ofrecen oportunidades y retos, entre otras cosas a través de políticas y medidas que incrementan la competitividad, la fiabilidad y la eficiencia de las empresas y los procesos de producción.
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