La UNCTAD estima que el crecimiento económico mundial se ralentizará del 3,6% al 2,6% en 2022. Se proyecta que los países en desarrollo requerirán 310 mil millones de dólares para cubrir sus obligaciones del servicio de la deuda pública externa en 2022.
El órgano de comercio y desarrollo de la ONU, en su actualización del “Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2021” que se publica hoy, revisa a la baja su proyección de crecimiento económico mundial para 2022 del 3,6% al 2,6% debido a la guerra en Ucrania y a los cambios en las políticas macroeconómicas realizados por los países en los últimos meses.
Mientras que Rusia experimentará una profunda recesión este año, se espera una desaceleración significativa del crecimiento en partes de Europa Occidental y en Asia Central, del Sur y del Sudeste.
Es probable que la guerra en curso en Ucrania refuerce la tendencia a ajustes den política monetari en los países avanzados, tras las medidas similares que comenzaron a finales de 2021 en varios países en desarrollo debido a las presiones inflacionarias, y también se prevén recortes de gastos en los próximos presupuestos.
A la UNCTAD le preocupa que la combinación del debilitamiento de la demanda mundial, la insuficiente coordinación de las políticas a nivel internacional y los elevados niveles de deuda derivados de la pandemia, generen ondas de choque financieras que puedan empujar a algunos países en desarrollo a una espiral de insolvencia, recesión y detención del desarrollo.
“Los efectos económicos de la guerra de Ucrania agravarán la ralentización de la economía mundial y debilitarán la recuperación que se esperaba en la postpandemia", declaró la Secretaria General de la UNCTAD, Rebeca Grynspan.
"Muchos países en desarrollo han luchado por ganar tracción económica al salir de la recesión del Covid-19 y ahora se enfrentan a fuertes vientos en contra por la guerra. Independientemente de que esto provoque o no disturbios, la ansiedad social ya se empieza a sentir”.
Incluso sin perturbaciones duraderas en los mercados financieros, las economías en desarrollo se enfrentarán a graves restricciones al crecimiento. Durante la pandemia, sus stocks de deuda pública y privada han aumentado. Además, los problemas que parecieron haber retrocedido durante la pandemia, como el elevado apalancamiento de las empresas y el aumento de la deuda de los hogares en los países en desarrollo de renta media, resurgirán a medida que se endurezcan las políticas macroeconómicas.
Precios al alza e inestabilidad del tipo de cambio
La guerra ha ejercido una mayor presión alcista en los precios internacionales de energía y productos primarios, lo que ha supuesto una carga para los presupuestos familiares y un aumento de los costes de producción, mientras que las interrupciones del comercio y los efectos de las sanciones pueden tener un impacto negativo sobre la inversión a largo plazo.
La crisis geopolítica, que llega justo cuando las perturbaciones inducidas por la pandemia parecían remitir, ha supuesto un golpe para la confianza al nivel mundial. "La presión añadida por el aumento de los precios está intensificando los llamamientos a una respuesta política en las economías avanzadas, incluso en el frente fiscal, amenazando con una desaceleración del crecimiento más brusca de lo previsto", dice el Informe.
El aumento de los precios de los alimentos y el combustible tendrá un efecto inmediato en las poblaciones más vulnerables en los países en desarrollo, provocando hambre y dificultades en los hogares que gastan la mayor parte de sus ingresos en alimentos. Pero la pérdida de poder adquisitivo y de capacidad de gasto real acabará afectando a todos. "El peligro para muchos de los países en desarrollo que dependen en gran medida de las importaciones de alimentos y combustibles es más profundo, ya que los precios más altos amenazan los medios de vida, desalientan la inversión y anticipan un aumento de los déficits comerciales", afirma el informe.
El índice de precios de alimentos de la FAO, enero de 1961 a febrero 2022
(índice de precio real, periodo de referencia: 2014-2016)
Nota: El promedio anual de FAO para 2022 se basa en datos mensuales de enero y febrero
El informe añade que las incertidumbres generadas por la guerra en los principales mercados internacionales son cada día más preocupantes: un entorno de flujos de capital volátiles, inestabilidad de los tipos de cambio y aumento de los costes de los préstamos, en particular para los países menos adelantados y los países en desarrollo de renta media, con el riesgo de graves dificultades de pago de la deuda externa.
El alza de las tasas de interés en las economías avanzadas, junto con los movimientos desordenados de los mercados financieros mundiales, podrían resultar, según advierte el Informe, una combinación devastadora para las economías en desarrollo. La volatilidad en los mercados de materias primas, divisas y bonos, a medida que los inversores buscan refugios seguros, ya ha desencadenado la fuga de capitales junto con el aumento de las primas de riesgo en los pasivos financieros de las economías en desarrollo.
Los rendimientos de los bonos de los países en desarrollo han aumentado desde septiembre de 2021. El aumento es generalizado y es una clara señal del endurecimiento de las condiciones financieras. Desde el estallido del conflicto en Ucrania, los rendimientos han aumentado para los países en desarrollo en otros 36 puntos básicos, por término medio, y los países que dependen en gran medida de las importaciones de alimentos han experimentado incrementos mayores.
El Informe advierte que los indicadores financieros tradicionales, como las posiciones de la cuenta corriente y las reservas de divisas, no dan una imagen completa de la vulnerabilidad a los cambios en las condiciones financieras externas. Las medidas de integración financiera son un mejor indicador, ya que varias grandes economías en desarrollo son vulnerables a los cambios repentinos de los flujos financieros.
El informe señala que las obligaciones del servicio de la deuda pública a corto plazo son una preocupación creciente. Se prevé que los países en desarrollo necesiten 310 mil millones de dólares para cubrir el servicio de la deuda pública externa en 2022, lo que equivale al 9,2% del saldo de la deuda pública externa a finales de 2020.
Entre los países que son vulnerables a una parada repentina debido a una combinación de grandes presiones de refinanciación y altos ratios entre el servicio de la deuda y las exportaciones se encuentran Pakistán, Mongolia, Sri Lanka, Egipto y Angola. Tres de ellos, Pakistán, Egipto y Angola, ya tienen programas a largo plazo con el FMI.
Las políticas de las economías avanzadas impulsan la desaceleración económica
Según el informe, las principales economías avanzadas están en camino de revertir los estímulos implementados durante la pandemia, endureciendo los tipos de interés oficiales, dando marcha atrás a las compras de activos por parte de los bancos centrales y cerrando los programas de apoyo al desempleo, las transferencias y las ayudas a las empresas y los hogares. Esto está ocurriendo a pesar de que la inflación aún no ha provocado un crecimiento salarial sostenido, lo que deja sin fundamento el supuesto peligro inminente de un aumento descontrolado de salarios y precios.
El Informe advierte que estos cambios debilitarán la demanda global y frenarán el crecimiento, con la inversión ya estancada en algunos países. No se puede descartar la amenaza de una caída más brusca de la inversión y el crecimiento si los tipos de interés suben con demasiada rapidez y si el desafío climático desaparece de los titulares. Se trata de una tendencia política equivocada en el momento equivocado.
El informe señala que los países en desarrollo, que han incurrido mayores costes para hacer frente a la pandemia, se enfrentan a restricciones adicionales en la demanda y en las obligaciones de la balanza de pagos como resultado del reciente cambio de política en las economías avanzadas.
Recomendaciones de política
La UNCTAD recomienda las siguientes medidas de políticas para proteger la economía mundial:
- Un mayor apoyo financiero multilateral, más concesional y menos condicionado, para que los países en desarrollo puedan resistir los choques financieros y económicos y aumentar la inversión para apoyar el crecimiento económico.
- Alivio inmediato de la deuda de Ucrania junto con la reanudación de los debates sobre un mecanismo multilateral que promueva la reestructuración justa y ordenada de la deuda soberana de los países en desarrollo durante los períodos de graves tensiones financieras.
- Un mayor uso de los Derechos Especiales de Giro para complementar las reservas oficiales y proporcionar liquidez de forma oportuna para evitar graves ajustes deflacionarios.
- Acuerdos de canje más eficaces y menos ad hoc entre los bancos centrales para apoyar las monedas de los países en desarrollo y hacer frente a las crisis financieras.
- Políticas sectoriales, incluidos los controles de precios y las subvenciones, para hacer frente a las presiones de la oferta y el aumento de la inflación.
El diagnóstico-rápido de la UNCTAD sobre el impacto de la guerra en Ucrania en el comercio y el desarrollo confirmó un repentino deterioro de las perspectivas de la economía mundial, apuntalado por el aumento de los precios de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes, la mayor volatilidad financiera, la desinversión en el desarrollo sostenible, las complejas reconfiguraciones de la cadena de suministro mundial y los crecientes costes comerciales.