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Las tecnologías nuevas y emergentes pueden fomentar una recuperación inclusiva del COVID-19

25 febrero 2021

Un informe de la UNCTAD advierte de las graves implicaciones para los países en desarrollo si las comunidades y los países pobres se ven abrumados o simplemente se quedan atrás por la nueva ola tecnológica.

Trabajadores instalan paneles solares para un hospital en Yemen. / © UNDP Yemen

Los esfuerzos de recuperación del COVID-19 presentan una oportunidad para que los gobiernos y la comunidad internacional utilicen las tecnologías nuevas y emergentes con el fin de reducir las desigualdades que la pandemia ha puesto de manifiesto, según el Informe sobre Tecnología e Innovación 2021 de la UNCTAD, presentado el 25 de febrero.

Estas tecnologías de frontera - las que aprovechan la digitalización y la conectividad- incluyen la inteligencia artificial (IA), el internet de las cosas, el big data, el blockchain, el 5G, la impresión 3D, la robótica, los drones, la edición genética, la nanotecnología y la energía solar fotovoltaica.

Estas tecnologías en rápido desarrollo representan un mercado de 350.000 millones de dólares, que para 2025 podría crecer hasta superar los 3,2 billones, según el informe titulado "Coger las olas tecnológicas: Innovación con equidad".

"Es fundamental que los países en desarrollo no pierdan la ola de las tecnologías de vanguardia, pues de lo contrario se profundizarán aún más las desigualdades. Por ello, las sociedades y los sectores productivos deben estar bien preparados y crear las capacidades necesarias", afirmó la Secretaria General en funciones de la UNCTAD, Isabelle Durant.

Dijo que las tecnologías de vanguardia ya han aportado enormes beneficios, pero los rápidos avances pueden tener graves inconvenientes si superan la capacidad de adaptación de las sociedades. 

Nuevas tecnologías, nuevas desigualdades

Según el informe, cada ola de cambio tecnológico ha traído consigo la desigualdad en nuevas formas. 

Las grandes divisiones que existen hoy en día entre los países comenzaron con el inicio de la primera revolución industrial hace más de 250 años. Desde entonces, cada racha de progreso ha traído consigo una mayor desigualdad entre los países.

Los resultados de una generación han afectado a las oportunidades de la siguiente, dando lugar a la transmisión intergeneracional de las desigualdades. Entre 1820 y 2002, la contribución de la desigualdad entre países a la desigualdad mundial aumentó del 28% al 85%.

 

Los cambios tecnológicos y la desigualdad a través de la historia

Technological change and inequality through the ages
Fuente: Informe sobre Tecnología e Innovación 2021 de la UNCTAD

 

El informe señala que las tecnologías de vanguardia pueden afectar a las desigualdades a través del acceso diferencial a sus beneficios y sus posibles consecuencias no deseadas.

En la actualidad, las principales preocupaciones están relacionadas con los riesgos de que la automatización se apodere de los puestos de trabajo a gran escala, la economía colaborativa y la reducción de los derechos laborales. Otras son las desigualdades creadas por la concentración del mercado y de los beneficios, el aumento de la desigualdad impulsado por la IA y la ampliación de las brechas tecnológicas. 

Pero la forma en que la nueva ola tecnológica afectará a las desigualdades en y entre los países dependerá de las políticas nacionales, afirma el informe. 

El informe concluye que los países mejor preparados para utilizar, adoptar y adaptar equitativamente estas tecnologías se encuentran principalmente en América del Norte y Europa, mientras que los menos preparados se encuentran en el África subsahariana y otras regiones en desarrollo.

"Las tecnologías no son deterministas. Podemos moldear sus caminos para bien. Y tenemos la obligación de hacerlo", dijo Shamika N. Sirimanne, directora de la división de tecnología y logística de la UNCTAD.

La Sra. Sirimanne dijo que economías y sociedades enteras están siendo reconfiguradas por el rápido cambio tecnológico, y "aunque todavía no sabemos cómo será el panorama final, es seguro decir que los cambios serán más profundos de lo que imaginamos".

Y añadió: "Los gobiernos y otros actores del desarrollo tendrán que prepararse rápidamente. Los países en desarrollo, especialmente los menos desarrollados, no pueden permitirse perder esta nueva ola de rápidos cambios tecnológicos".

Las tecnologías no deben perpetuar las desigualdades

La UNCTAD advierte de las graves consecuencias que tendrá para los países en desarrollo el hecho de que las comunidades y los países pobres se vean desbordados o simplemente se queden atrás por esta nueva ola tecnológica. 

"El progreso tecnológico es esencial para el desarrollo sostenible, pero también puede perpetuar las desigualdades o crear otras nuevas. La tarea de los gobiernos es, por tanto, maximizar los beneficios potenciales, al tiempo que se mitigan los resultados perjudiciales", afirma el informe. 

Afirma que el éxito en el siglo XXI requerirá un enfoque equilibrado: la construcción de una base industrial sólida y la promoción de tecnologías de vanguardia que puedan ayudar a cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y su visión global de sociedades centradas en las personas, inclusivas y sostenibles.

El informe también hace hincapié en que los gobiernos tienen un papel fundamental a la hora de allanar el camino de las tecnologías, especialmente en la creación de un entorno propicio y en garantizar que los beneficios de estas tecnologías sean compartidos por todos. 

Del mismo modo, los sindicatos tienen un renovado interés en recoger las preocupaciones de los trabajadores sobre los cambios que la automatización provocará en las relaciones laborales, según el informe. 

Cada país necesitará políticas de ciencia, tecnología e innovación (CTI) adecuadas a su etapa de desarrollo, pero todas las naciones en desarrollo sufrirán el impacto de las tecnologías de vanguardia y necesitarán preparar a las personas y a las empresas para un periodo de cambios rápidos. 

Y para garantizar que la innovación se haga teniendo en cuenta la equidad, el activismo social, con personas y organizaciones trabajando en conjunto, puede guiar la dirección de las nuevas tecnologías para garantizar resultados positivos para todos. El informe afirma que para ello será necesaria una gobernanza nacional eficaz que oriente el cambio tecnológico, una cooperación internacional que refuerce un marco mundial de CTI para el desarrollo y un vigoroso activismo ciudadano que mantenga los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU como principios rectores centrales. 

La UNCTAD afirma que los países en desarrollo deben trabajar para lograr el acceso universal a Internet y garantizar que todos sus ciudadanos tengan la oportunidad de aprender las habilidades necesarias para las tecnologías de vanguardia.

También pide a los países en desarrollo que adopten las tecnologías de vanguardia al tiempo que siguen diversificando sus bases de producción mediante el dominio de las tecnologías existentes. Les insta a reforzar los sistemas de protección social para proporcionar redes de seguridad a los trabajadores que puedan perder sus medios de vida.

El informe también reclama una mayor participación de los países en desarrollo en los debates internacionales sobre el impacto de las tecnologías de vanguardia y sus marcos normativos y regímenes reguladores. Dice que la ONU ofrece una plataforma imparcial y de confianza en la que la comunidad internacional puede deliberar sobre estas cuestiones polémicas.

Además, el informe afirma que la cooperación internacional debería centrarse en la creación de mayores capacidades nacionales en materia de CTI, facilitar la transferencia de tecnología, aumentar la participación de las mujeres y mejorar la previsión y la evaluación tecnológica.