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La economía global necesita rápidamente un mecanismo de reestructuración de la deuda soberana equitativo y eficiente, según un informe de la UNCTAD


Comunicado de prensa
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UNCTAD/PRESS/PR/2015/032
La economía global necesita rápidamente un mecanismo de reestructuración de la deuda soberana equitativo y eficiente, según un informe de la UNCTAD

Geneva, Suiza, 6 octubre 2015

​En su Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2015  la UNCTAD1 sostiene que es de suma importancia llegar a un acuerdo internacional sobre un mecanismo de reestructuración de la deuda soberana que sea equitativo y eficiente con el objetivo de paliar los daños provocados por las crisis financieras, restablecer la sostenibilidad de la deuda y reducir la amenaza de contagio. Si bien en el plano nacional la legislación en materia de quiebra es parte integrante de toda economía de mercado sana, no existe a nivel internacional un equivalente para abordar las crisis de la deuda soberana.

El sistema vigente de resolución de las crisis de la deuda soberana es fragmentario y específico a cada caso particular. Eso ha creado una situación en la que los gobiernos nacionales se ven abandonados a su suerte ante una multitud de acreedores privados, algunos de los cuales tratan de aprovechar la actual inexistencia de normas y medidas internacionales para especular con la deuda soberana, pleiteando como medio de obtener beneficios exorbitantes. Con ese modo de actuar, estos actores no cooperativos dificultan aún más la reestructuración de la deuda soberana, perjudican los intereses de otros acreedores y merman las perspectivas de recuperación económica de las economías deudoras.

En el informe de la UNCTAD se examinan las ventajas y desventajas de una serie de posibilidades —instrumentos de mercado, instrumentos jurídicos vinculantes y no vinculantes— para establecer un mecanismo de reestructuración de la deuda soberana que pueda conseguir el apoyo tanto de los gobiernos como de los inversores.

El Secretario General de la UNCTAD, Mukhisa Kituyi, declaró que “ese tipo de mecanismos no solo está encaminado a facilitar una reestructuración equitativa de la deuda que ya no pueda pagarse según las condiciones del contrato original, sino que además ayudan a prevenir un colapso financiero en los países que tienen dificultades para cumplir sus obligaciones externas”.
La urgencia del llamamiento de la UNCTAD se justifica por la gran fragilidad de la economía mundial: las economías emergentes —principales contribuyentes al crecimiento mundial desde 2011— pasan en estos momentos por dificultades, mientras que las economías desarrolladas siguen sin conseguir registrar algo más que un crecimiento mediocre transcurridos ocho años desde la crisis financiera mundial.

Esta fragilidad no resulta sorprendente en una economía mundial que sigue mostrando una malsana dependencia de la deuda. Durante los años de la “gran moderación” (1985-2005), el nivel mundial de la deuda pasó de alrededor de 21 billones de dólares en 1984 a 87 billones en 2000, y a fines de 2007 se elevaba a la vertiginosa cantidad de 142 billones. Desde la crisis financiera de 2007/08 hay que sumarle otros 57 billones de dólares. Según se afirma en el informe, este contexto justifica aún más la creación de mecanismos adecuados para hacer frente a las crisis de la deuda soberana.

Por el momento, el endeudamiento del sector público en las economías avanzadas está en primera fila, ya que es una consecuencia inevitable tras una grave crisis económica. No obstante, como se señala en el informe, la deuda de los países en desarrollo, tanto pública como privada, también va en aumento, especialmente después de que a partir de 2008 las economías en desarrollo y en transición se convirtieran en el destino más atractivo para el capital privado en búsqueda de rendimientos positivos.

Los indicadores de la deuda externa soberana experimentaron una mejora en muchos países en desarrollo en el primer decenio de este siglo debido al auge de las exportaciones, el incremento de los ingresos fiscales y un fuerte crecimiento del producto interno bruto. Sin embargo, el aumento gradual de los niveles de deuda externa de la mayoría de los países en desarrollo (véase el gráfico) hace que su servicio sea más difícil en un entorno económico caracterizado por la caída de los precios de los productos básicos, el incremento de los tipos de interés, las depreciaciones monetarias y una desaceleración del crecimiento del producto interno bruto mundial.

Por el momento, una cuestión que hay que vigilar estrechamente es la deuda externa correspondiente a las empresas de los mercados emergentes, que se ha triplicado desde 2008 y ya se eleva a más de 2,6 billones de dólares. La facilidad con la que las empresas privadas acceden al crédito en los mercados emergentes, junto con la ineficaz supervisión de los acreedores, puede deteriorar rápidamente la situación si los inversores cambian su opinión sobre esos mercados.

Como ponen de manifiesto casi todas las grandes crisis de la deuda en las economías emergentes ocurridas desde los años ochenta del siglo pasado, y más recientemente también en algunas economías de la zona del euro, un nivel de deuda privada insostenible no puede más que provocar una crisis de la deuda soberana. En el informe de la UNCTAD se recalca que, en la mayoría de los casos, las crisis de la deuda soberana en las economías en desarrollo y en transición no obedecen a un irresponsable despilfarro fiscal, sino a la intervención de los gobiernos para salvar una situación provocada por la morosidad en el sector privado.

Pueden realizarse progresos mejorando los actuales contratos de los bonos de deuda soberana para minimizar las posibilidades de acción de los inversores que rechazan una reestructuración (holdout) y garantizar que en sus actos primen los intereses colectivos de los acreedores, así como promoviendo a nivel internacional principios rectores jurídicamente no vinculantes sobre la mejor manera de llevar a cabo las reestructuraciones de la deuda soberana.

Sin embargo, en el informe se llega a la conclusión de que a largo plazo la mejor opción, eficiente y equitativa, es un enfoque normativo —basado en un tratado multilateral— que defina un conjunto de reglas y normas vinculantes previamente convenidas, en el marco de un mecanismo internacional de reestructuración de la deuda.

La deuda externa en determinados grupos de países y China, 1980-2013
(En miles de millones de dólares corrientes)
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Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD, a partir de la base de datos de indicadores del desarrollo mundial del Banco Mundial (World Development Indicators) y de fuentes nacionales.
Nota: Los agregados se basan en los países que tienen una serie completa de datos desde 1980 (excepto en el caso de las economías en transición, cuyo año de corte es 1993).

 

Report: http://unctad.org/en/PublicationsLibrary/tdr2015_en.pdf
Overview: http://unctad.org/en/PublicationsLibrary/tdr2015overview_en.pdf