
Para millones de personas, la ayuda oficial al desarrollo (AOD) no solo representa un alivio en situaciones de emergencia, sino también una promesa de un futuro mejor gracias al acceso a la educación, la atención médica y oportunidades económicas.
En 2023, la AOD se mantuvo en niveles elevados, pero disminuyó en términos reales. Entre 2022 y 2023, la AOD – también conocida como ayuda – aumentó a 288.000 millones de dólares a precios corrientes, pero cayó alrededor de un 1% en términos reales (es decir, a precios constantes de 2022), situándose en 275.000 millones de dólares.
Estas cifras implican que el objetivo mundial de ayuda al desarrollo, quedo casi a la mitad del compromiso. Mientras la meta 17.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establece una contribución del 0,7% de la renta nacional bruta de los países donantes, en 2023 la ayuda proporcionada por los miembros del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE apenas alcanzó el 0,37%.
Para los países en desarrollo, la AOD sigue siendo una fuente clave de financiamiento, pero ha disminuido por tercer año consecutivo. Desde su pico de 175.000 millones de dólares en 2020, la AOD destinada a estos países se redujo a 160.000 millones en 2023. A medida que las economías se fortalecen, su dependencia del financiamiento concesional disminuye en favor de recursos públicos y privados nacionales. Sin embargo, en economías vulnerables – donde las opciones de financiamiento son escasas y choques como desastres naturales o conflictos pueden desestabilizar rápidamente a un país – la AOD sigue siendo esencial para complementar los esfuerzos nacionales de movilización de recursos.
La AOD ha sido una fuente relativamente estable y predecible de financiamiento externo. Cabe destacar que, durante la pandemia de COVID-19, mientras otros flujos externos como la inversión extranjera directa caían, la ayuda a los países en desarrollo aumentaba.
Sin embargo, los desafíos geopolíticos están poniendo a prueba estos flujos financieros, vitales para las economías más pobres y frágiles. Nuevas emergencias – algunas con impacto directo en los países donantes – han cambiado prioridades y generado una mayor presión sobre los presupuestos de ayuda. En 2023, la AOD destinada a países desarrollados aumentó aún más, hasta alcanzar los 43.000 millones de dólares, mientras que la ayuda para solicitantes de asilo y refugiados dentro de los países donantes se mantuvo elevada, en 31.000 millones. En contraste, la ayuda a África se redujo casi un 7%, hasta los 74.000 millones, y la destinada a América Latina y el Caribe cayó un 15%, hasta los 14.000 millones.
El informe señala que la AOD destinada a los países menos adelantados (PMA) y a los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) aumentó en más de 2.000 millones de dólares en 2023. Ambos grupos fueron afectados por la caída general de la ayuda a los países en desarrollo en 2022. Pero en 2023, la AOD se recuperó, con un aumento del 3,5 % hasta alcanzar los 65.000 millones de dólares para los PMA y del 2,6 % hasta los 5.800 millones de dólares para los PEID. En cambio, la ayuda a los países en desarrollo sin litoral se redujo en más del 5,5 %, cayendo a 32.000 millones de dólares, lo que supone un retorno a los niveles anteriores a la pandemia.
Los anuncios recientes de varios países donantes apuntan a una presión sin precedentes sobre la ayuda global, con estimaciones que indican una caída de cerca del 20% en la AOD. Muchos han anunciado recortes en sus presupuestos de cooperación, ante los desafíos económicos y geopolíticos, la necesidad de redirigir el gasto público o la puesta en marcha de planes de consolidación fiscal.

La Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FpD4) representa una oportunidad para reafirmar el papel de la cooperación internacional frente a los desafíos mundiales. Debemos garantizar que la AOD continúe fluyendo, mitigando la inestabilidad e impulsando el desarrollo hacia un mundo más justo, sostenible y resiliente. Debemos reforzar su eficacia y dar mayor protagonismo a los países en desarrollo en la cooperación internacional. También debemos respaldar mejor sus esfuerzos para movilizar recursos nacionales. En tiempos de necesidades sin precedentes, no podemos perder de vista nuestro plan de acción común “para las personas, el planeta y la prosperidad”.