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Los países en desarrollo enfrentan niveles récord de deuda pública. Es hora de una reforma

26 junio 2025

La ONU advierte que el aumento de la deuda pública amenaza el ya frágil camino hacia el desarrollo sostenible, en vísperas de la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo.

Niamey, Niger.
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© Shutterstock/Harmattan Toujours | Niamey, Níger. Los elevados niveles de deuda pública pueden limitar seriamente la capacidad de los países en desarrollo para invertir en servicios esenciales para el desarrollo sostenible.

La deuda pública mundial ascendió a 102 billones de dólares en 2024. Los países en desarrollo concentraron casi un tercio de ese total-31 billones de dólares- y pagaron un récord de 921.000 millones de dólares solo en intereses, lo que tensiona los presupuestos públicos y pone en riesgo servicios clave.

En la última edición de su serie de informes “Un mundo endeudado”, ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD) señala que la deuda pública en los países en desarrollo ha crecido al doble de velocidad que en los países más ricos desde 2010.

Global public debt hit a record $102 trillion in 2024

La deuda puede ser una poderosa herramienta para financiar infraestructuras y mejorar vidas. Pero cuando crece en exceso o su costo supera sus beneficios, frena las economías y socava el desarrollo.

Los países -especialmente los del mundo en desarrollo- necesitan urgentemente formas más sostenibles y asequibles de financiar el futuro.

Grandes disparidades y desigualdades sistémicas

El informe destaca marcadas diferencias entre regiones en desarrollo: Asia y Oceanía concentran el 24% de la deuda pública mundial, seguidas por América Latina y el Caribe (5%) y África (2%).

En todo el mundo, la carga de la deuda pública varía considerablemente entre países, en función del tipo de financiamiento al que acceden y de los acreedores disponibles.

Además, las desigualdades sistémicas del sistema financiero internacional dificultan aún más la situación.

Desde 2020, las regiones en desarrollo han tenido que endeudarse a tasas entre dos y cuatro veces superiores a las de Estados Unidos, por ejemplo.

En 2023, los países en desarrollo pagaron 487.000 millones de dólares a acreedores externos. La mitad de estas economías destinó al menos el 6,5% de sus ingresos de exportación a pagar la deuda pública externa.

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Borrowing costs of developing countries.

Las personas pagan el precio

En 2023, los países en desarrollo pagaron 25.000 millones de dólares más a sus acreedores de lo que recibieron en nuevos desembolsos de deuda, lo que supuso una salida neta de recursos por deuda por segundo año consecutivo.

Esta tendencia negativa está empeorando, advierte el informe, mientras los elevados tipos de interés, el bajo crecimiento mundial y la creciente incertidumbre siguen presionando las finanzas públicas y dificultan la gestión sostenible de la deuda.

En 2024, las naciones en desarrollo pagaron 921.000 millones de dólares en intereses netos por la deuda pública, un 10% más que el año anterior.

Un récord de 61 economías en desarrollo destinó al menos el 10% de sus ingresos públicos solo al pago de intereses, lo que limita el gasto en áreas cruciales como la salud, la educación y la acción climática.

 

En la actualidad, 3.400 millones de personas viven en países que gastan más en intereses que en sanidad o educación.

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3.4 billion people live in countries that spend more on interest than on education or health.

Un llamado a la acción

El aumento de la deuda, la caída de la inversión y la disminución de la ayuda internacional son algunas de las mayores amenazas financieras del momento y están alejando aún más los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La próxima Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de la ONU ofrece una oportunidad única para movilizar recursos a gran escala y reformar las reglas del sistema financiera mundial para que respondan mejor a las necesidades de las personas y del planeta.

En preparación para esta cumbre, ONU Comercio y Desarrollo destaca medidas clave:

  • Hacer más inclusiva la gobernanza económica internacional, dando a los países en desarrollo una participación real en las decisiones sobre el sistema financiero global.
  • Mejorar el acceso a la liquidez en tiempos de crisis, ampliando el uso de los Derechos Especiales de Giro, la suspensión temporal de las sobretasas del FMI, un mejor acceso a la financiación de emergencia y una mayor cooperación financiera Sur-Sur.
  • Reformar el sistema internacional de deuda, creando un mecanismo justo y eficaz que supere las limitaciones del actual Marco Común del G20 para el Tratamiento de la Deuda.

Ofrecer financiación y apoyo técnico más asequibles, cumpliendo los compromisos de ayuda y financiación climática, reformando los bancos multilaterales de desarrollo y ayudando a los países a gestionar la deuda de forma más eficaz.