En un momento crucial para la economía mundial, la secretaria general de UNCTAD, Rebeca Grynspan, presentó el Informe sobre Comercio y Desarrollo 2024 el 29 de octubre en Ginebra.
Titulado “Repensar el desarrollo en la era del descontento”, el Informe sobre Comercio y Desarrollo 2024 pide reformas urgentes para apoyar a los países en desarrollo a enfrentar los desafíos actuales.
El bajo crecimiento, la elevada deuda, la débil inversión, el riesgo de fragmentación del comercio y el descontento generalizado afectan a todo el mundo, profundizando la brecha entre las naciones industrializadas y las naciones en desarrollo.
El informe advierte que la economía global se encuentra en una nueva normalidad de bajo crecimiento de apenas 2,7 % para 2024 y 2025, con los países en desarrollo sufriendo los mayores impactos.
La deuda y el proteccionismo plantean obstáculos, mientras el comercio Sur-Sur abre oportunidades
Entre los hallazgos clave del informe, se revela que la deuda en los países en desarrollo ha aumentado más del 70% desde 2010, lo que limita gravemente su capacidad fiscal para implementar reformas estructurales.
El informe también destaca el estancamiento del comercio global, agravado por las tensiones geopolíticas y el aumento del proteccionismo. Luego de la participación máxima del comercio en el PIB mundial en 2008, su reactivación sigue siendo incierta. Esto representa un obstáculo significativo para el desarrollo económico sostenible.
Sin embargo, en medio de estos desafíos, ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD) subraya oportunidades transformadoras, especialmente en el comercio Sur-Sur, la transición energética y la economía digital. El comercio Sur-Sur se ha duplicado, alcanzando los 5,6 billones de dólares en 2023, lo que ofrece una oportunidad para la diversificación y la resiliencia.
Cambios tectónicos en la economía global
Al presentar el informe en Ginebra, la secretaria general de UNCTAD, Rebeca Grynspan, destacó los cambios tectónicos que afectan a la economía global, como la transición hacia una economía baja en carbono, la revolución digital y las tensiones geopolíticas que impactan el comercio.
Grynspan instó a reformar la arquitectura financiera internacional, incluyendo el apoyo a los acuerdos comerciales multilaterales y las iniciativas de financiamiento sostenible.
“Debemos aprovechar este momento para replantear las políticas de desarrollo”, subrayó. “La acción conjunta es esencial para garantizar un futuro sostenible y equitativo para todos”. Concluyó: “No podemos ser complacientes.”