De ONU Comercio y Desarrollo, un desglose estadístico de los desiguales avances del mundo hacia la consecución de una prosperidad compartida en un planeta sostenible para 2030.
El SDG Pulse 2024, publicado el 8 de julio, ofrece una referencia mundial para el seguimiento de los avances relacionados con la aplicación de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La publicación estadística anual, ahora en su sexta edición, presenta un panorama desigual de la situación mundial en relación con los objetivos globales, destacando las marcadas disparidades que persisten a pesar de los importantes avances.
"Este informe es un llamamiento a la acción e insta a los responsables políticos, las empresas y la sociedad civil a hacer uso de sus conclusiones para impulsar un cambio significativo", afirma Rebeca Grynspan, Secretaria General de ONU Comercio y Desarrollo, “Ha llegado el momento de actuar con datos.”
El SDG Pulse 2024 llega tras las recientes conclusiones de las Naciones Unidas, según las cuales solo el 17% de las metas de los ODS van por buen camino, a pesar de que el mundo se encuentra a más de la mitad del calendario de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Sus datos y análisis abarcan una amplia gama de indicadores de los ODS relacionados con el comercio, la inversión, la financiación para el desarrollo, la deuda, el transporte y la tecnología.
También incluye una sección "En el punto de mira" sobre la igualdad de género en el comercio internacional, basada en un nuevo conjunto de indicadores que revelan la persistencia de lagunas y que urgen a la adopción de políticas específicas para el empoderamiento económico de las mujeres.
He aquí cuatro conclusiones principales.
1. Necesidad de reforzar el sistema comercial multilateral para un desarrollo inclusivo
Mientras que el valor del comercio mundial de servicios aumentó en 2023 (un 8,9% en todo el mundo y un 9,5% en las economías en desarrollo), el comercio de mercancías se redujo un 4,6% en todo el mundo y un 6,3% en los países en desarrollo.
En 2023, los pequeños Estados insulares en desarrollo representaban el 3% de las exportaciones mundiales de mercancías y servicios, mientras que las economías en desarrollo representaban colectivamente el 40%.
A pesar del crecimiento en términos absolutos, la participación de los países menos adelantados (PMA) en las exportaciones mundiales se ha estancado en torno al 1% desde 2011.
2. La ayuda al desarrollo alcanza nuevos máximos, pero sigue lejos de los objetivos acordados
Por quinto año consecutivo, la ayuda oficial al desarrollo total alcanzó nuevos máximos históricos en 2023.
Sin embargo, los 223.700 millones de dólares desembolsados solo correspondieron al 0,37% de la renta nacional bruta de las economías desarrolladas, muy lejos del objetivo del 0,7% para revitalizar las alianzas mundiales para el desarrollo sostenible.
En 2023, el volumen de deuda externa de las economías en desarrollo ascendió a 11,4 billones de dólares, más del doble que hace una década.
Más preocupante es el aumento de los costes de los préstamos que drenan recursos públicos vitales para el desarrollo, con 3.300 millones de personas que viven en países que gastan más en intereses que en sanidad o educación.
En 2023, los países de renta baja y los PMA destinaron casi el 20% de los ingresos públicos al pago de la deuda, cuatro veces más que en 2013.
3. La persistente brecha tecnológica deja a los PMA rezagados en la industrialización
La aceleración de los objetivos globales exige avances tecnológicos, que pueden medirse por la proporción de tecnología media y alta en el total de las exportaciones manufactureras.
En 2022, el 61% de las exportaciones manufactureras de las economías desarrolladas consistían en productos de tecnología media o alta, frente al 35% en África.
Ese mismo año, el valor añadido manufacturero per cápita en las economías desarrolladas alcanzó los 5.366 dólares (a precios de 2015), una asombrosa cifra de 25 veces la media de África (209 dólares) y 33 veces la de los PMA (163 dólares).
Aunque los PMA no están en vías de alcanzar la meta de los ODS de duplicar el valor añadido y el empleo en el sector manufacturero, los porcentajes de empleo relativamente constantes junto con el aumento del valor añadido sugieren una alentadora mejora general de la productividad.
4. El mundo está lejos de frenar los riesgos climáticos, pero la disminución de la intensidad de carbono hace albergar esperanzas de una economía sostenible
En 2022, las concentraciones atmosféricas de los principales gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, alcanzaron nuevos niveles récord, y las estimaciones de las emisiones relacionadas con la energía indican un crecimiento continuo en 2023.
Aunque las emisiones siguen aumentando, la reducción de la intensidad de las emisiones de dióxido de carbono -observada en todas las regiones desde 1990- está empezando a compensar el mayor consumo derivado del crecimiento demográfico.
Tras señalar importantes disparidades regionales en cuanto a intensidad de carbono, ONU Comercio y Desarrollo pide más apoyo a las regiones en desarrollo para que refuercen las infraestructuras sostenibles y las tecnologías con menos emisiones de carbono. Estos esfuerzos serán fundamentales para aumentar la eficiencia energética y eliminar progresivamente los métodos contaminantes de generación de energía.