La industria mundial del cobre está entrando en una fase crucial que no sólo requiere más producción, sino también estrategias de crecimiento más inteligentes, inclusivas y tecnológicasa.

© Shutterstock/ Anna Kucherova | Skouriotissa, Chipre, donde la extracción de cobre se remonta a hace casi 4.000 años.
La demanda mundial aumentará un 40% de aquí a 2040, pero la oferta sigue bajo presión
China domina el procesamiento de muchos minerales críticos
Los países en desarrollo corren el riesgo de perder oportunidades de valor añadido si se limitan a exportar materias primas.
Se necesitan políticas comerciales más inteligentes, inversión y reciclaje para cerrar la brecha
La inminente escasez de cobre podría paralizar el cambio mundial hacia las energías limpias y las infraestructuras digitales, advierte ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en su último informe Global Trade Update, publicado el 6 de mayo. El informe califica el cobre como «nueva materia prima estratégica» «en la nueva economía verde y digital» y un caso de prueba de cómo los sistemas de comercio mundial gestionan las tensiones sobre los recursos bajo presión.
El cobre es esencial para los vehículos eléctricos, las energías renovables, la infraestructura de inteligencia artificial, los centros de datos y las redes inteligentes. Sin embargo, la oferta no da abasto. La demanda mundial aumentará más de un 40% de aquí a 2040, pero el deterioro de la ley del mineral, los riesgos geopolíticos y los largos plazos de desarrollo -hasta 25 años para nuevas minas- plantean retos estructurales. Satisfacer las previsiones exigiría 80 nuevas minas y 250.000 millones de dólares de inversión de aquí a 2030.
Los países ricos en recursos exportan cobre en bruto y pierden valor añadido
Más de la mitad de las reservas mundiales de cobre se encuentran en sólo cinco países: Australia, Chile, Perú, la República Democrática del Congo y la Federación Rusa. Pero la mayor parte del valor se añade en otros lugares. China importa actualmente el 60% del mineral mundial y produce más del 45% del cobre refinado.
La UNCTAD constata que muchos países ricos en recursos están atascados en la parte inferior de la cadena de valor, exportando materias primas pero incapaces de industrializarse. La progresividad arancelaria -desde menos del 2% de derechos de aduana sobre el cobre refinado hasta el 8% sobre productos transformados como láminas y alambres- puede desincentivar la modernización.
La mayoría de los grandes exportadores de cobre también se sitúan por debajo de la media mundial en complejidad económica, lo que destaca la necesidad de invertir en infraestructura, cualificaciones y una política comercial focalizada.
“El cobre ya no es sólo una materia prima: es un activo estratégico”, afirmó Luz María de la Mora, Directora de la División de Comercio Internacional y Productos Básicos de la UNCTAD.
"Su mercado pone al descubierto las asimetrías de poder que aún configuran el comercio mundial. Por eso necesitamos invertir en la adición de valor local, ampliar el reciclaje y eliminar las barreras comerciales que limitan las oportunidades. Este es un momento en el que todos los países pueden salir ganando, si el comercio se pone al servicio del desarrollo".
El reciclaje suministra ya 1 de cada 5 toneladas de cobre
En 2023, 4,5 millones de toneladas -casi el 20% del cobre refinado mundial- procederán de fuentes secundarias. Estados Unidos, Alemania y Japón son los principales exportadores de desechos y residuos de cobre, mientras que China, Canadá y la República de Corea lideran las importaciones.
Para los países en desarrollo, el reciclaje del cobre es una oportunidad estratégica. La creación de capacidad local puede reducir la dependencia de las importaciones, disminuir las emisiones y apoyar prácticas de la economía circular para proteger el medio ambiente y utilizar los recursos de forma más eficiente.
El cobre es un caso de prueba para la futura estrategia comercial
El informe sostiene que el cobre es un caso de prueba para la gestión de materiales críticos en medio de tensiones comerciales mundiales, cadenas de suministro fragmentadas y políticas industriales cambiantes. Estos riesgos reflejan la ralentización y la incertidumbre global contra las que ha advertido la UNCTAD.
La UNCTAD insta a adoptar estrategias comerciales e industriales más estratégicas -permisos simplificados, aranceles reducidos, cadenas de valor regionales- para ayudar a los países en desarrollo a ascender en la cadena de valor y participar de forma más equitativa en la transformación energética y tecnológica.