
Entre 1995 y 2020, la economía oceánica creció 2,5 veces, superando el aumento de 1,9 veces de la economía mundial. Los países en desarrollo impulsaron gran parte de esta expansión.
Alrededor de 600 millones de personas dependen de la economía oceánica. Sostiene 100 millones de empleos, principalmente en los sectores de la pesca, la acuicultura y el turismo.
Este sector ofrece un camino hacia una mayor seguridad alimentaria, valor añadido y diversificación económica. Sin embargo, los impactos climáticos, el aumento del nivel del mar, la contaminación y la pérdida de biodiversidad amenazan su futuro.
ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD) pide una gobernanza económica oceánica más sólida y una mejor recopilación de datos. También insta a invertir en infraestructuras marinas resilientes y adaptadas al clima, aumentar el comercio Sur-Sur, y ampliar la financiación azul y las innovaciones sostenibles basadas en el océano.
El comercio oceánico supera los 2,2 billones de dólares, liderado por los servicios
En 2023, el comercio oceánico mundial alcanzó los 2,2 billones de dólares: 1,3 billones en servicios y 900.000 millones en bienes, lo que representó cerca del 7% del comercio mundial.
El turismo encabezó el sector, generando 725.000 millones de dólares, equivalentes a un tercio de todo el comercio oceánico. Otros sectores destacados fueron el transporte marítimo de mercancías, los buques y equipos portuarios, y los productos manufacturados de alta tecnología, como la energía renovable, los productos farmacéuticos y los electrónicos.
La mayoría de las economías desarrolladas y en desarrollo (excepto China) reportaron superávits en servicios oceánicos, principalmente por el turismo, pero déficits en bienes. Los pequeños Estados insulares en desarrollo registraron superávits en ambos. Los países menos adelantados, muchos con amplias costas, enfrentaron déficits comerciales oceánicos generalizados.
Los aranceles amenazan las exportaciones pesqueras
Los nuevos aranceles de Estados Unidos a las importaciones pesqueras suponen un desafío para los países que dependen de ese mercado. México y Canadá son los más expuestos, aunque pueden exportar libres de aranceles bajo el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá, siempre que cumplan con las normas de origen (RoO). Los productos de estos países que no estén conformes a las RoO enfrentan un arancel del 25%. Para la pesca primaria, el cumplimiento es más sencillo que para los bienes manufacturados complejos.
La acuicultura está en auge
El agotamiento de las poblaciones pesqueras y el aumento de la demanda están impulsando una transición de la pesca extractiva hacia la acuicultura.
Desde la década de 1990, la pesca extractiva se ha mantenido estable en unos 90 millones de toneladas. En cambio, la acuicultura pasó de 22 millones a 94 millones de toneladas en 2022. Actualmente representa más de la mitad de la producción de animales acuáticos y el 57% de los alimentos acuáticos consumidos en el mundo.
También está creciendo la demanda de materiales marinos sostenibles. Los plásticos a base de algas y otras alternativas no fósiles están ganando terreno. Estas opciones pueden ayudar a combatir la contaminación y abrir nuevos mercados de exportación para las economías costeras e insulares.
Una financiación insuficiente
La ayuda oficial al desarrollo relacionada con el océano alcanzó apenas 2.400 millones de dólares en 2022, muy por debajo de lo necesario para cumplir los objetivos globales.
ONU Comercio y Desarrollo propone un “Pacto Azul” de 2,8 billones de dólares para financiar la conservación y restauración de manglares, la descarbonización del transporte marítimo y la pesca, la producción sostenible basada en el océano, y la energía eólica costera y marina.
Sin una inversión urgente, la economía oceánica corre el riesgo de no alcanzar su potencial para fomentar un crecimiento sostenible y cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14.