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Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2025: inversión internacional en la economía digital

La inversión extranjera directa mundial cayó un 11%, el segundo año consecutivo de descenso que confirma la profundización de la desaceleración de los flujos de capital productive.

Aunque la inversión extranjera directa (IED) mundial aumentó un 4% en 2024 hasta 1,5 billones de dólares, este incremento se explica en buena parte por la alta volatilidad de ciertos flujos financieros que circularon por varias economías europeas, utilizadas como intermediarios en el tránsito de inversiones.

El panorama de la inversión en 2024 se vio marcado por tensiones geopolíticas, fragmentación del comercio e intensificación de competencia en materia de política industrial. Estas dinámicas, combinadas con el elevado riesgo financiero y la incertidumbre, están redibujando el mapa de la inversión mundial y erosionando la confianza a largo plazo de los inversores.

El informe de este año se publica antes de la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FFD4), en la que los líderes mundiales abordarán la brecha cada vez mayor entre los flujos de capital y las necesidades de desarrollo.

Resiliencia desigual entre regiones

El descenso se debió en gran medida a una caída del 22% de la IED en las economías desarrolladas, incluida una caída del 58% en Europa. América del Norte se desmarcó de la tendencia con un aumento del 23%, liderado por Estados Unidos.

En las economías en desarrollo, las tendencias regionales divergieron:

  • África registró un aumento del 75% en la IED, impulsado por un único gran proyecto en Egipto. Excluyendo este proyecto, las entradas siguieron aumentando un 12%, gracias a la facilitación de las inversiones y la reforma normativa.
  • Asia siguió siendo el principal receptor, a pesar de un modesto descenso del 3%. Los países del sudeste asiático registraron un aumento del 10% hasta 225000 millones de dólares, el segundo nivel más alto jamás registrado.
  • América Latina y el Caribe experimentó un descenso del 12% en los flujos totales, aunque aumentaron los anuncios de proyectos nuevos en mercados clave como Argentina, Brasil y México.
  • Oriente Medio mantuvo fuertes entradas, impulsadas por la diversificación económica en la región del Golfo.

Entre las economías estructuralmente vulnerables, los flujos de IED fueron dispares: aumentaron en los países menos adelantados (+9%) y en los pequeños Estados insulares en desarrollo (+14%), pero disminuyeron un 10% en los países en desarrollo sin litoral. En los tres grupos, la inversión siguió concentrándose en unos pocos países.

 Inversiones en la economía digital: un auge concentrado

La IED en la economía digital creció un 14%, impulsada por la fabricación de tecnologías de la información y la comunicación (TIC), los servicios digitales y los semiconductores, pero este crecimiento siguió estando muy concentrado. Tan solo diez países representaron el 80% de todos los nuevos proyectos digitales, lo que dejó a muchas economías en desarrollo excluidas del auge digital reflejando las persistentes deficiencias en materia de infraestructura, regulación y competencias.

Para ayudar a las economías en desarrollo a atraer IED transformadora en las industrias digitales, el informe pide reformas decididas y una acción coordinada.

ONU Comercio y Desarrollo propone una agenda multilateral centrada en siete áreas prioritarias:

  • Mejorar la gobernanza de los datos y la inteligencia artificial para apoyar estrategias sólidas de desarrollo digital.
  • Desarrollar conjuntos de herramientas políticas adaptadas a las necesidades de inversión digital de los países en desarrollo.
  • Impulsar normas mundiales para el comercio y la inversión digitales a través del diálogo multilateral.
  • Fortalecer la infraestructura digital mediante asociaciones mundiales y financiación combinada.
  • Crear ecosistemas de innovación y apoyar la colaboración entre la universidad y la industria.
  • Mejorar las competencias digitales mediante una educación, una formación y un espíritu empresarial específicos.
  • Promover la inversión digital responsable mediante la gestión de los riesgos y el avance de las normas de sostenibilidad.