Un nuevo informe destaca cómo el comercio puede combatir el hambre y promover sistemas alimentarios sostenibles.

© UN Photo/Albert González Farran | Darfur del Norte, Sudán.
Frente al aumento del hambre, ciertas políticas comerciales específicas pueden estabilizar los precios de los alimentos y mejorar el acceso a la nutrición.
El comercio reduce la vulnerabilidad a riesgos como la sequía y los conflictos, fortaleciendo la resiliencia económica.
ONU Comercio y Desarrollo subraya la necesidad reducir las barreras comerciales y facilitar las exportaciones agrícolas de las economías vulnerables.
La inseguridad alimentaria mundial ha aumentado en los últimos años, revirtiendo décadas de progreso previo en la lucha contra el hambre.
Un nuevo informe publicado por ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD) el 12 de diciembre señala que más de 280 millones de personas se enfrentan a la inseguridad alimentaria aguda, una emergencia que amenaza las vidas de tantas personas.
733 millones de personas -un aumento de 150 millones desde 2019- luchan contra la inseguridad alimentaria crónica, lo que significa que carecen regularmente de acceso a alimentos seguros y nutritivos.
Sin una acción mundial urgente y coordinada, 582 millones de personas podrían sufrir hambre crónica en 2030.
Necesidad de atajar las causas profundas del hambre
Las principales causas de la inseguridad alimentaria aguda son las crisis socioeconómicas, la pobreza y la desigualdad, los conflictos armados y el creciente impacto del cambio climático.
Juntos, estos factores dificultan la producción de alimentos, interrumpen las cadenas de suministro y restringen el acceso a una nutrición asequible.
Cómo puede el comercio aliviar la inseguridad alimentaria
El comercio desempeña un papel vital a la hora de aumentar la disponibilidad de alimentos, bajar los precios y mejorar el acceso a dietas diversas y nutritivas. También ayuda a los países a resistir crisis como sequías y conflictos. Por ejemplo, las naciones africanas dependen de las importaciones para el 30% de sus necesidades de cereales, lo que garantiza un suministro constante de alimentos a pesar de las perturbaciones regionales.
La Iniciativa del Mar Negro demostró la importancia del comercio durante la guerra de Ucrania. La ONU y Turquía negociaron un acuerdo para facilitar las exportaciones de alimentos y fertilizantes de Ucrania y Rusia, lo que redujo la volatilidad de los precios mundiales de los alimentos y disminuyó el índice de precios de los alimentos de la FAO en un 23%.
El doble filo del comercio en la seguridad alimentaria
Aunque el comercio ofrece oportunidades para hacer frente a la inseguridad alimentaria, también plantea retos, sobre todo a los países que dependen de las importaciones agrícolas.
Los aranceles y las medidas no arancelarias, como las normas sanitarias, pueden aumentar el coste de los alimentos hasta un 20%, haciéndolos menos accesibles.
La dependencia excesiva de las importaciones hace que los países sean vulnerables a las subidas de precios o a las interrupciones de la cadena de suministro, como se ha visto en Yemen y Haití, donde el 93% y el 86% de las necesidades de cereales, respectivamente, se cubren con importaciones.
Políticas comerciales para reforzar la seguridad alimentaria
La UNCTAD destaca varias medidas para que el comercio sea más eficaz en la lucha contra el hambre:
- Reducir los aranceles y las medidas no arancelariaspara reducir los costes comerciales y mejorar la asequibilidad de los alimentos.
- Reforzar el comercio regional de alimentosy la cooperación para aumentar la resistencia frente a las perturbaciones mundiales.
- Impulsar la capacidad exportadorade las economías vulnerables mediante asistencia técnica para cumplir las normas internacionales.
Además, la UNCTAD propone un mecanismo de facilitación de las exportaciones a corto plazo para combatir la grave inseguridad alimentaria, que pretende mejorar la capacidad exportadora de los países y puede debatirse en foros como las conferencias ministeriales de la Organización Mundial del Comercio.
El aumento del hambre requiere una atención mundial urgente. El comercio ofrece una vía hacia la resiliencia y la mejora de la seguridad alimentaria, pero debe complementarse con políticas específicas para garantizar que nadie quede atrás. Las recomendaciones de la UNCTAD proporcionan un marco de acción para abordar uno de los retos más acuciantes de nuestro tiempo.