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Duflo ofrece vías para un futuro mejor, lecciones de la crisis del COVID-19

16 junio 2021

Los esfuerzos de recuperación de la pandemia del coronavirus deben proporcionar una amplia protección social, luchar contra el cambio climático y garantizar que las vacunas lleguen rápidamente a los más pobres.

© Bryce Vickmark

La Premio Nobel Esther Duflo detalló lo que debería suponer una recuperación inclusiva de la crisis ante el COVID-19 y destacó las lecciones aprendidas sobre la pandemia, al pronunciar el 15 de junio la 17a edición de la prestigiosa Conferencia Raúl Prebisch de la UNCTAD.

La economista de renombre mundial dijo, que sólo una campaña coordinada de vacunación global para contener el COVID-19 en todo el mundo, respaldada por recursos suficientes de los países ricos, demostraría que las naciones desarrolladas y las naciones en vías de desarrollo tienen una responsabilidad compartida de su destino y podrían afrontar juntos otros problemas apremiantes.

"Tenemos un solo mundo, y todo es interdependiente", dijo Duflo, profesora Abdul Latif Jameel de Alivio de la Pobreza y Economía del Desarrollo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.

La protección social es para todos

Duflo dijo que la pandemia ha demostrado que la protección social es para todos, no sólo para los pobres o para los que viven en países en desarrollo, como lo demuestran los generosos subsidios de desempleo en Estados Unidos y los programas similares de apoyo salarial en Europa.

Añadió que estos programas de apoyo demostraron el inmenso valor de los sistemas de protección social que ponen la dignidad humana en el centro de las prioridades económicas.

Duflo también señaló que las publicaciones sobre economía, realizadas a lo largo de los años han desmentido el argumento de algunos legisladores políticos de que las personas se vuelven perezosas cuando reciben ayudas por desempleo.

"Hay que deshacerse de la idea de que hay que mantener la pobreza para que la gente no se sienta demasiado cómoda recibiendo asistencia social y se niegue a trabajar", dijo.

Combatir el cambio climático

Duflo dijo que la pandemia del COVID-19 es una oportunidad para que la gente piense más seriamente en cómo sus desiciones afectan al futuro del planeta.

Dijo que la gente sufre un "sesgo de proyección" y no le gusta contemplar las situaciones negativas.

"Pensamos que las cosas siempre serán como son ahora, así que, como aún no hay una catástrofe medioambiental o está muy lejos en otros países, podemos ignorarla", dijo.

Sin embargo, añadió Duflo, la pandemia demuestra que a veces las catástrofes previstas por los científicos realmente suceden, y según esta lógica, el cambio climático en una parte del planeta amenaza a la gente en todas partes.

Hacer del destino compartido una realidad

La Premio Nobel dijo que la respuesta global a la pandemia es una oportunidad para forjar un verdadero destino compartido entre el mundo rico y el pobre.

Mientras que los programas de vacunación con buenos recursos han permitido a los países ricos controlar el COVID-19, reitero, la pandemia sigue haciendo estragos en las naciones pobres.

Duflo dijo que ni siquiera el reciente compromiso de los países del Grupo de los Siete (G7) de proporcionar 1.000 millones de vacunas contra el coronavirus a los países más pobres podría reducir la enorme brecha mundial en el suministro de las vitales vacunas.

Añadiendo, que el destino compartido sólo se haría realidad "si los países ricos fueran capaces de destinar los suficientes recursos y de influir en las empresas farmacéuticas para hacer posible una política de vacunación mundial."

La legitimidad del gobierno es importante

Duflo señaló que la pandemia también representa un momento decisivo para los gobiernos de muchos países y les ofrece la oportunidad de reconstruir su legitimidad.

"Es fácil tratar al gobierno como un saco de boxeo, pero la crisis del COVID-19 nos recuerda por qué necesitamos a los gobiernos", dijo.

Citó las medidas de contención del COVID-19, como los decretos del uso de cubre bocas, las normas de distanciamiento social, los paquetes de rescate económico y el desarrollo y distribución de vacunas, como ejemplos clave del papel fundamental de los gobiernos.

Sin embargo, la confianza en los gobiernos ha disminuido en todo el mundo, y señaló que los países que mostraron no tiener confianza en sus gobiernos obtuvieron pobres resultados en sus respuestas a la pandemia.

Los incentivos financieros están sobrevalorados

De acuerdo a Duflo, los legisladores de Estados Unidos y de otros países sobrestiman la influencia de los incentivos financieros en el comportamiento de las personas.

Por ejemplo, a algunos economistas y legisladores de Estados Unidos les preocupaba que los subsidios por desempleo del COVID-19 fueran demasiado generosas y disuadieran a la gente de volver a trabajar.

Sin embargo, Duflo dijo que hay pocas pruebas de que la gente prefiera un incentivo financiero a un trabajo real.

"Los subsidios de desempleo generosos no desaniman a la gente a trabajar", dijo, argumentando que la gente prefiere trabajar para dar sentido a sus vidas y marcar la diferencia en sus comunidades.

La economía – y la ubicación – son más "resistentes" de lo que pensamos

Duflo también destacó los estudios que demuestran que la economía es “resistente" y desmintió los discursos alarmistas sobre la migración.

Mientras que muchos modelos económicos asumen que cuando se produce una crisis económica, la gente responde trasladándose a otras regiones y sectores, los estudios muestran que la movilidad geográfica y sectorial ha disminuido notablemente en las últimas décadas.

Por ejemplo, en Estados Unidos, a pesar de las crisis económicas, la movilidad anual entre estados en la década de 1950 era del 7%, actualmente esta es aún inferior con menos del 4%, mientras que la movilidad dentro de los estados ha bajado del 13% en la década de 1950 al 7% en la actualidad.

En el punto más alto de la crisis financiera griega, entre el 2010 y el 2015, menos del 3% de la población se fue de Grecia, aún y cuando el desempleo era del 27%.

"En tiempos normales, incluso dentro de las zonas de libre movilidad, la migración es muy baja", dijo Duflo, y añadió que el COVID-19 había provocado un nuevo colapso de la migración, incluso entre los países en desarrollo.

También mencionó el ejemplo de India, donde millones de trabajadores migrantes que vivían en sus centros de trabajo en las ciudades, se quedaron varados mientras intentaban regresar a sus zonas de origen cuando la economía entró en crisis.

Los inconvenientes del comercio

Duflo también instó al mundo a prestar más atención a los "inconvenientes del comercio", no sólo a las bondades.

"En los países pobres, el comercio se asocia con desigualdad", dijo, y dio el ejemplo de cuando los obreros de México perdieron el 15% de su salario nominal entre 1987 y 1990 debido a la liberalización unilateral del comercio, mientras que los trabajadores de cuello blanco ganaron el 15%.

Dijo que lo mismo ocurrió en Argentina, Brasil, Chile, China, Colombia e India debido a la liberalización comercial unilateral a finales de los años ochenta y principios de los noventa, seguida de un fuerte incremento en la desigualdad.

Duflo resaltó que las políticas comerciales deberían ir acompañadas de medidas para ayudar a los afectados por ellas, especialmente a los más pobres.

Restablecer la dignidad humana

Duflo explicó cómo se ha deteriorado la dignidad humana en los últimos años, en parte debido a los rápidos cambios en el empleo y a la disminución de los ingresos.

Como resultado, entre 1990 y el 2014 se produjo un fuerte aumento de los problemas sociales, como los suicidios, las muertes relacionadas con las drogas y un disminución en el número de matrimonios.

Además, los programas de bienestar social despojaron a las personas de su dignidad en lugar de que sirvieran como incentivo, dijo Duflo.

Pero la crisis del COVID-19 ofrece al mundo la oportunidad de volver a situar la dignidad en el centro de la protección social para un mejor futuro, dijo.

Los economistas como fontaneros

En conclusión, Duflo mencionaba que los economistas deben ayudar a los gobiernos a diseñar los planes de recuperación ante el COVID-19 y también involucrarse más en los detalles de la elaboración de políticas.

Para ello, deberían adoptar la mentalidad de un fontanero, que tiene que retocar y ajustarse a la realidad, en lugar de basarse en teorías.