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Mujeres en el comercio: la mano de obra femenina sigue infravalorada en las exportaciones

07 marzo 2025

A pesar de los avances, las mujeres siguen aportando menos a las exportaciones en todos los sectores. Para cerrar esta brecha, es fundamental ampliar su acceso a sectores de alto valor añadido, fortalecer sus derechos laborales y fomentar su inclusión en empresas de mayor tamaño.

A pesar de los avances, el comercio mundial sigue sin reconocer plenamente la contribución de las mujeres. En todas las regiones del mundo, su participación en el valor añadido nacional de las exportaciones sigue siendo inferior a la de los hombres.

En 2020, el valor añadido nacional global – la parte del valor de un bien o servicio exportado que se genera dentro de un país – alcanzó los 15 billones de dólares.

Según datos de ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD), las mujeres aportaron el 40% del valor exportado en las economías desarrolladas:  el doble que en África, mientras que en América Latina y el Caribe y en las economías en desarrollo de Asia, la contribución de los hombres ha sido casi el doble. Los datos, basados en encuestas de la fuerza laboral, incluyen tanto a trabajadores asalariados como autónomos.

Las tendencias sectoriales muestran con mayor claridad la brecha de género en el valor añadido. La participación femenina es mayor en los servicios, donde alcanza 45% en las economías desarrolladas y 43% en América Latina y el Caribe. En contraste, en la agricultura y la industria, su contribución representa solo un tercio del valor añadido de los hombres. El patrón es distinto en la Asia en desarrollo: la agricultura registra la mayor participación femenina (39%), seguida de la industria (38%) y los servicios (36%).

Industria: las mujeres impulsan el valor en las exportaciones textiles

A nivel mundial, la industria es el sector que más aporta al valor añadido nacional, representando el 56% en 2020, seguida por los servicios (42%) y la agricultura (3%), según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. La industria abarca sectores como la minería, la manufactura (alimentos, productos químicos, maquinaria, electrónica), los servicios públicos y la construcción.

La participación de las mujeres en el valor añadido nacional de las exportaciones industriales oscila entre el 20% y el 40%, pero en países como Camboya, Viet Nam y Tailandia alcanza o supera la mitad, llegando al 77% en Camboya. Esto refleja el papel clave de la manufactura orientada a la exportación, en particular el sector textil y de confección, en la generación de empleo femenino.

Los datos muestran que el empleo femenino en la manufactura está vinculado a la naturaleza de la industria. Los sectores de baja tecnología y uso intensivo de mano de obra, como los alimentos, las bebidas y los textiles, tienden a emplear a más mujeres. En Camboya, por ejemplo, en 2021 el 67% de los trabajadores en industrias de baja tecnología, como la confección, eran mujeres, frente al 48% en sectores de mayor tecnología.

A medida que la automatización y la producción de alta tecnología avanzan, los responsables de políticas deben garantizar que las mujeres accedan a empleos de mayor valor mediante formación y capacitación especializada.

Servicios: un sector en auge con impactos mixtos en la equidad de género

Los servicios han ganado cada vez más peso en el comercio, representando el 25% de las exportaciones mundiales. En 2023, el comercio de servicios creció un 5% en términos reales, mientras que el comercio de mercancías se contrajo un 1,2%, según el Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 2024 de UNCTAD.

La participación femenina en el valor añadido de las exportaciones de servicios es la más alta entre todos los sectores, pero varía significativamente: oscila entre el 2% y casi el 60% en los países en desarrollo, y entre el 30% y el 50% en la mayoría de las economías desarrolladas. Los países con menores niveles de participación femenina suelen estar más orientados hacia la manufactura, un sector que tiende a emplear a más mujeres.

Los datos indican que la proporción de mujeres empleadas en los servicios tiende a ser mayor en los países donde este sector representa más del 50% del valor añadido nacional, en línea con los hallazgos de la Organización Mundial del Comercio de que el comercio de servicios puede contribuir al equilibrio de género.

Sin embargo, los países en desarrollo aún tienen dificultades para aprovechar plenamente el crecimiento liderado por los servicios. Representan menos del 30% de los ingresos globales por exportaciones de servicios, muy por debajo de su participación del 44% en el comercio de mercancías.

Esta brecha podría ampliarse a medida que los activos intangibles, como marcas, diseños y patentes, adquieran mayor importancia. Sin políticas específicas, el crecimiento del comercio de servicios podría no generar suficientes empleos de calidad para las mujeres en los países en desarrollo.

Agricultura: la contribución de las mujeres sigue siendo baja

La agricultura emplea a un gran número de mujeres en los países en desarrollo, pero las barreras estructurales, como el acceso limitado a la tierra, al crédito y a la tecnología moderna, restringen su capacidad para beneficiarse del comercio. Además, las normas de género las relegan a la agricultura de subsistencia, limitando su participación en mercados de exportación.

Sin embargo, en Viet Nam, Camboya y la República Democrática Popular Lao, la participación femenina en el valor añadido de las exportaciones agrícolas se acerca o incluso supera el 50%. Esto se debe en gran parte a la alta presencia de mujeres en la fuerza laboral agrícola, al desarrollo de industrias orientadas a la exportación y a políticas gubernamentales que apoyan a las mujeres en la agroindustria.

Sin medidas específicas – como la ampliación de los derechos de propiedad de la tierra, el acceso al financiamiento y la capacitación en técnicas modernas – la brecha de género persistirá. A medida que la agricultura sostenible y la seguridad alimentaria cobran más relevancia, integrar plenamente a las mujeres en el comercio agrícola se convierte en una prioridad tanto económica como de desarrollo.

El camino a seguir

Los indicadores de comercio y género de UNCTAD muestran una brecha persistente en los sectores comerciables, donde las mujeres contribuyen menos al valor añadido nacional de las exportaciones.

Para cerrar esta brecha, se necesita un análisis detallado por país para identificar las barreras y oportunidades que influyen en la participación femenina en sectores de alto valor. Es fundamental contar con microdatos a nivel nacional que guíen la toma de decisiones en políticas públicas.

Para que el comercio sea más inclusivo, las políticas deben ampliar el acceso de las mujeres a empleos en sectores estratégicos, fortalecer sus derechos laborales y fomentar su integración en empresas de mayor tamaño con presencia en el comercio global. Sin medidas concretas, el comercio seguirá infravalorando la contribución de las mujeres trabajadoras, limitando el progreso económico y profundizando las desigualdades estructurales.