La inversión a largo plazo exige instrumentos financieros adecuados – la UNCTAD exhorta a prestar más apoyo a los bancos de desarrollo
En la economía mundial sobra la liquidez y el costo de la deuda es más bajo que nunca —aun así, a muchos países en desarrollo les resulta difícil encontrar fuentes de financiación internacional para inversiones productivas a largo plazo. En el Informe sobre el Comercio y el Desarrollo 20151 de la UNCTAD se sostiene que es necesaria una intervención decidida del Estado para subsanar ese problema y lograr objetivos ambiciosos en materia de desarrollo.
Esta tarea no puede encomendarse enteramente a los mercados financieros. En lugar de ello, las instituciones públicas especializadas y los mecanismos creados específicamente para ese fin cumplirán una función crucial. Como observa Mukhisa Kituyi, Secretario General de la UNCTAD, “la mayoría de las grandes iniciativas de inversión exitosas han conseguido combinar con eficacia de un modo u otro la parte pública y la parte privada, y así puede decirse que, en el sentido más básico, toda la financiación del desarrollo es mixta. Las cuestiones principales son quién hace esta mezcla, cómo y con qué fin”.
Según el informe, deben reforzarse los bancos de desarrollo, concebidos específicamente para compensar el cortoplacismo de los flujos y los mercados de capitales privados. A nivel internacional y regional, dichos bancos han acumulado un acervo considerable de competencias y conocimientos a lo largo de los años, pero la insuficiencia de su capacidad de préstamo limita su ámbito de acción.
Los bancos de desarrollo deberían centrarse en proyectos que generen externalidades positivas y beneficios económicos y sociales a largo plazo, como proyectos de infraestructura e inversiones sociales, y prestar apoyo a las pymes y sectores (como la agricultura) y actividades (como la innovación), que son esenciales para el desarrollo pero a menudo considerados demasiado arriesgados por los inversores privados.
La cooperación Sur-Sur podría ser una forma de potenciar el papel de los bancos de desarrollo, según el informe. Los países del Sur tienen una vasta experiencia que se puede aprovechar y también recursos que se pueden explotar mejor. En 2014, los préstamos desembolsados por tres bancos nacionales de China y el Brasil ascendieron a 1.762.000 millones de dólares de los Estados Unidos.
Los fondos soberanos, cuyos activos se cifran en más de 7 billones de dólares
—de los cuales 6 billones son de propiedad de países en desarrollo— son otra fuente que puede incrementar la financiación a largo plazo. Ahora bien, la mayoría de ellos adoptan las mismas decisiones de cartera que los inversores privados institucionales. Si bien más de la mitad de los fondos soberanos invierten en infraestructura (principalmente en energía, transportes y telecomunicaciones), suelen hacerlo en países desarrollados y no en países en desarrollo. Con miras a sacar mayor provecho de esos fondos, la adopción de medidas de política para ampliar la capacidad de gestión de proyectos en los países en desarrollo podría contribuir a responder a las críticas en el sentido de que no hay suficientes proyectos a gran escala en esos países para atraer a los fondos soberanos.
Las alianzas público-privadas se han convertido en un mecanismo de financiación de proyectos de infraestructura muy utilizado cuando los presupuestos públicos son limitados. Ahora bien, el informe observa que dichas alianzas tienen un historial disparejo en materia de prestación de servicios públicos. Es más, en muchos casos no llegan a crear recursos financieros nuevos: desde el punto de vista contable, se hacen cargo de algunos de los pagos previstos en el presupuesto del Estado del ejercicio en curso, pero aumentan las obligaciones y los pasivos futuros. Por consiguiente, incluso en países o regiones con un largo historial de alianzas público privadas, la mayor parte de las inversiones en infraestructura en los países en desarrollo son públicas y no privadas.
La asistencia oficial para el desarrollo (AOD) sigue teniendo una función crucial en la movilización de recursos, sobre todo destinados a los países en desarrollo más pobres y vulnerables. En 2014, la AOD prestada por los miembros del Comité de Asistencia para el Desarrollo de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos representó tan solo el 0,29% de su ingreso nacional bruto, muy por debajo del nivel objetivo fijado en el 0,7% del ingreso nacional bruto e inferior al porcentaje alcanzado a principios de los años noventa.
Ahora bien, según el informe, quizás incluso esas cifras sean demasiado optimistas pues al medir la AOD se tienen en cuenta modalidades de ayuda que no generan corrientes financieras netas hacia el país receptor, como los gastos internos del país donante y el alivio de la deuda.
En el informe se documentan otras tendencias en materia de AOD:
• Desde 2008, menos del 40% de la AOD prestada por los miembros del Comité de Asistencia para el Desarrollo se ha destinado al desarrollo de la infraestructura económica y otras actividades productivas.
• Son cada vez más frecuentes las inversiones a largo plazo mixtas, en que la AOD se asocia a capitales privados, con el fin de movilizar más recursos. Ahora bien, se ha de proceder con cautela al utilizar la ayuda pública para obtener financiación privada, pues se debe evitar privatizar los beneficios y socializar las pérdidas sin incrementar verdaderamente la financiación para el desarrollo.
• La cooperación Sur-Sur aporta nuevos recursos y nuevas modalidades de asistencia para el desarrollo. La ayuda procedente de países en desarrollo representa una proporción cada vez mayor de la cooperación total para el desarrollo y está más orientada al fomento de la infraestructura y las actividades económicas.
Report: http://unctad.org/en/PublicationsLibrary/tdr2015_en.pdf
Overview: http://unctad.org/en/PublicationsLibrary/tdr2015overview_en.pdf