Los cambios en la industria automotriz, que depende de cadenas de suministro extensas y complejas, destacan la evolución de la economía global, donde las eficiencias de costos y la demanda regional están transformando los centros de producción tradicionales.
En 2023, China fabricó el 58 % de los vehículos eléctricos (VE) del mundo, consolidando su posición como un actor dominante en una industria crucial tanto para el futuro del transporte como para la acción climática.
El ascenso de China como líder mundial en la fabricación de VE es una poderosa ilustración de cómo la geografía de la producción de automóviles – y, por extensión, el comercio y la inversión globales – está cambiando.
La industria automotriz mundial, a menudo un microcosmo de la división internacional del trabajo, es uno de los símbolos más emblemáticos de la integración comercial.
La producción de automóviles requiere cadenas de suministro extensas y complejas que conectan diversas regiones, y el lugar donde se fabrican los automóviles suele depender del tamaño de los mercados locales, los costos de producción y las economías de escala.
Originalmente arraigada en lugares como Detroit en Estados Unidos, Stuttgart en Alemania y Nagoya en Japón, la fabricación de automóviles se ha trasladado gradualmente a regiones de menor costo con posiciones comerciales ventajosas.
Este cambio, documentado en el Informe sobre Comercio y Desarrollo 2024, destaca la evolución de la economía mundial, donde las eficiencias de costos y la demanda regional están transformando los centros de producción tradicionales.
Escalando la producción: Por qué la fabricación de automóviles está fuera del alcance de muchos países en desarrollo
Uno de los principales desafíos para los fabricantes de automóviles ha sido alcanzar las economías de escala necesarias para lograr rentabilidad. Fabricar automóviles en una plataforma única – la estructura base de un automóvil – reduce los costos. Para maximizar las ganancias, las empresas necesitan producir hasta 250.000 vehículos al año en la misma plataforma.
En 2023, las economías de escala rentables en la industria automotriz se habían ampliado aún más, requiriendo una producción anual de aproximadamente un millón de vehículos en una sola plataforma. Este nivel de producción está muy lejos del alcance de muchos países en desarrollo e incluso de algunas economías avanzadas.
Países como Chipre, con solo 12.500 autos vendidos en 2023, dependen en gran medida de las importaciones. Incluso Austria, con alrededor de 300.000 vehículos ligeros vendidos anualmente, produce principalmente para la exportación en lugar de para su propio mercado.
Sin embargo, Tailandia es un caso único. Con un consumo de aproximadamente 776.000 vehículos al año – principalmente vehículos comerciales ligeros – ha surgido como un importante exportador de vehículos debido a que los fabricantes japoneses han establecido plantas de producción allí. Esta estrategia refleja la tendencia creciente a producir automóviles en regiones donde tiene sentido fabricar no solo para el mercado local, sino también para la exportación a zonas regionales más amplias.
Desplazamiento de la fabricación: de componentes a vehículos completos
A lo largo de los años, los fabricantes de automóviles han trasladado la producción de componentes a países con menores costos laborales. Inicialmente, países como México y Taiwán fueron opciones populares, seguidos de Europa del Este y China.
Paralelamente, el ensamblaje de vehículos de menor costo se ha desplazado cada vez más a economías en desarrollo con condiciones favorables para la exportación regional, como México, la República de Corea y España en los años 80; Chequia, Eslovaquia y Tailandia en los años 90; y Brasil, Indonesia y Marruecos en los años 2000.
Sin embargo, estos sitios de producción a menudo se centran en fabricar modelos de menor valor de marcas de autos más caras, diseñados para satisfacer la demanda de los mercados locales y regionales. El Dacia Logan producido en Rumanía, que comparte su plataforma con el Renault Clio V y el Nissan Juke, y el Škoda Octavia de Chequia, que comparte su plataforma con el Volkswagen Golf y el Audi A3, ilustran esta estrategia.
Vehículos eléctricos: Un cambio, pero no una revolución
La transición de la industria hacia los VE puede parecer un gran cambio, pero la lógica de producción sigue siendo notablemente consistente.
Los vehículos eléctricos aún requieren altos volúmenes de producción para ser rentables, y las economías de escala para la producción de baterías de VE rondan entre las 400.000 y 500.000 unidades por fábrica.
A pesar de la transición de los motores de combustión interna a las baterías, la estrategia de localizar la producción cerca de los mercados de alta demanda sigue siendo esencial. El peso considerable de las baterías de VE incrementa los costos de transporte, reforzando el principio de “producir donde se vende” y alentando a los fabricantes a mantener la producción cerca de las principales zonas de consumo.
El dominio de China en la fabricación de VE subraya esta tendencia. Respaldada por el gobierno, la industria de VE en China se ha convertido en una fuerza importante en el mercado mundial. En 2024, las ventas totales de VE en el país podrían alcanzar los 12 millones de unidades, una cifra que refleja su papel tanto como un gran centro de producción como un mercado consumidor en plena expansión para los vehículos eléctricos.
Desafíos y oportunidades para los países en desarrollo en el nuevo panorama económico
El ascenso de China en la producción de VE forma parte de una narrativa más amplia explorada en el Informe sobre Comercio y Desarrollo 2024.
El modelo tradicional de crecimiento impulsado por las exportaciones de manufactura está perdiendo efectividad, especialmente a medida que las economías mundiales se orientan hacia los servicios y las industrias digitales e intensivas en capital. Para los países en desarrollo, estos cambios presentan la necesidad urgente de replantear sus estrategias económicas.
La diversificación, las nuevas tecnologías y el fortalecimiento de las industrias nacionales son fundamentales para tener éxito en una economía global donde la mano de obra barata ya no es suficiente para atraer inversiones.
La industria automotriz sirve como un estudio de caso sobre los desafíos y oportunidades que enfrentan los países en desarrollo en el nuevo panorama económico. Como demuestra el ascenso de China en los VE, la inversión estratégica y el apoyo gubernamental pueden transformar industrias y redefinir los patrones comerciales globales. Sin embargo, sin una acción concertada, otras naciones podrían tener dificultades para mantenerse al ritmo de una economía global en rápida evolución.