Arreglar los cimientos del sistema financiero mundial es esencial para superar años de falta de cumplimiento, dependencia de la deuda y pérdida de confianza.
© Shutterstock/stockpexel | El estado de Rajasthan en la India ha enfrentado en los últimos años escasez de agua en parte debido a precipitaciones bajas e irregulares.
Mejorar la arquitectura financiera internacional es un requisito previo para desbloquear el volumen y el tipo de financiamiento necesarios para apoyar un desarrollo resiliente al clima.
En un nuevo informe, ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD) detalla tres áreas clave de acción: mejorar el acceso a herramientas de liquidez y estabilidad, asegurar margen fiscal y político para un financiamiento climático y de desarrollo adecuado y predecible, y reequilibrar la gobernanza económica mundial.
Publicado antes de la próxima conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático COP30, el informe pide avances más rápidos en el objetivo acordado en la COP29 para movilizar al menos 300.000 millones de dólares por año para 2035 –liderado por países desarrollados– y una meta aspiracional de 1,3 billones de dólares de todas las fuentes.
Dónde fallan las estructuras actuales
La financiación climática, que tiene como objetivo apoyar los esfuerzos de los países para abordar el cambio climático, no es independiente de la arquitectura financiera mundial, sino que forma parte de ella.
Actualmente, dicho financiamiento se canaliza a través de decenas de vías, incluidos programas bilaterales de donantes, bancos multilaterales de desarrollo y financiamiento privado transfronterizo, cada uno con sus propias reglas y procedimientos.
Para muchos países, especialmente aquellos con limitada capacidad administrativa, esto significa que acceder al financiamiento climático es lento, impredecible y oneroso.
La fragmentación de los canales de financiamiento también ha agravado la inequidad distributiva en los flujos actuales de financiación climática.
A pesar de un aumento notable en los últimos años, los países menos adelantados recibieron solo el 18% del total de financiación climática proporcionada y movilizada por los países desarrollados en 2022, mientras que los pequeños Estados insulares en desarrollo obtuvieron solo el 2,8%.
En cuanto a las áreas temáticas, la adaptación –ayudar a los países a prepararse para los impactos del cambio climático– recibió solo el 3,4% de la financiación climática mundial en 2023. La mayor parte de la inversión privada sigue fluyendo hacia proyectos de mitigación que reducen emisiones y ofrecen retornos financieros más rápidos.
Al mismo tiempo, los esfuerzos para abordar las pérdidas y daños relacionados con el clima suelen depender de ayuda a corto plazo o nuevos préstamos, lo que agrava la deuda y limita unos recursos públicos ya escasos.
Para muchos países en desarrollo, las mismas limitaciones financieras que han frenado el crecimiento ahora obstaculizan la acción climática. Por eso alcanzar el objetivo de 1,3 billones de dólares le da renovada urgencia a la reforma de la arquitectura financiera internacional.
"El sistema debe reorientarse para proteger el espacio de política nacional ante la inestabilidad financiera, proporcionar financiamiento confiable a largo plazo para una transformación estructural alineada con el clima y garantizar una gobernanza justa e inclusiva", señala UNCTAD en el informe.
"Sin esos cambios, los nuevos compromisos climáticos corren el riesgo de reproducir los mismos patrones que durante mucho tiempo han socavado el desarrollo sostenible: profundizar la dependencia de la deuda, frenar transiciones justas impulsadas por la inversión y ampliar la desigualdad."
Un marco para la reforma
El informe presenta tres prioridades para una reforma sistémica que puede contribuir a acelerar la provisión equitativa de financiamiento y permitir que todos los países alcancen sus objetivos climáticos y de desarrollo:
- Mejorar el acceso a herramientas de liquidez y estabilidad, reducir la vulnerabilidad a los ciclos de auge y caída y a los choques climáticos, y establecer una red de seguridad financiera mundial más justa que ofrezca apoyo oportuno e incondicional a todos los países necesitados.
- Ampliar la financiación climática adecuada y predecible para apoyar una transformación estructural resiliente en los países en desarrollo, incluyendo el abordaje de la deuda soberana insostenible y el fortalecimiento de la movilización de recursos internos.
- Reequilibrar la gobernanza económica mundial con un sistema más representativo y responsable que refleje los intereses y necesidades de todos los países ante los desafíos del clima y el desarrollo.
Los esfuerzos para reformar la arquitectura financiera internacional han cobrado impulso en diversas plataformas, pero el panorama sigue fragmentado. Mencionando nueve propuestas lanzadas entre 2022 y 2025, el informe describe cómo responden a las tres áreas de reforma indicadas anteriormente.
Los resultados muestran que está surgiendo un amplio consenso para el cambio, pero la implementación sigue siendo fragmentada, insuficiente y limitada a los márgenes de la "viabilidad política" percibida, en lugar de responder a la ambición transformadora que exige el cambio climático.
El informe es el primero sobre financiación climática publicado bajo el Consenso de Ginebra, el nuevo mandato adoptado recientemente por 195 Estados miembros en la 16ª Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD16).
El Consenso de Ginebra destaca, entre otros aspectos, el trabajo analítico de UNCTAD sobre financiación climática y desarrollo sostenible y su papel en ayudar a los países en desarrollo a aprovechar los recursos de financiamiento.
